Con sus potentes
mandíbulas cortaba las hojas que arrastraría hasta su colonia. Su vida estaba
clara y reglada desde su nacimiento, la habían alimentado para ser obrera
cuando no era más que una larva y cumplía su destino; a veces hacía de
exploradora y siguiendo y dejando olorosos rastros se alejaba peligrosamente;
la búsqueda de comida era un trabajo necesario para la comunidad. Se contaban
historias de cómo muchas de ellas no habían regresado jamás y de cómo otras
habían encontrado riquísimos yacimientos de comida. Sin duda los dioses estaban
detrás de estos misterios.
A la entrada de la
colonia se amontonaban los desechos para mostrar que allí se trabajaba, y
además servía de tapón protector contra inundaciones.
En la búsqueda se había de seguir un ritual
sagrado. No se podía avanzar en línea recta sino en espirales que debían cambiar
al coincidir con otra espiral recientemente señalizada. No era raro ver el
cuerpo aplastado de las irreverentes.
Aquella tarde había
tenido suerte, sus plegarias habían sido escuchadas y encontró una gran
cantidad de restos de pollo y trozos de pan. Emprendió la carrera para dar el
aviso de recogida…
─ Lo mejor de estas excursiones son estas comidas campestres.
─ Y que bien entra
la cerveza con este calor, lo malo es que enseguida me dan ganas de mear.
Los designios de
los dioses le parecían inescrutables porque tan pronto les premiaban con un
yacimiento de alimento como dañaban la colonia enviando la mortífera y candente
tromba de agua dorada.
No cabía
preguntarse nada, entender por qué los dioses hacían lo que hacían estaba fuera
de sus posibilidades, tan solo cabía aplicarse a solucionar lo que se pudiese aquel
desastre y rezar para que no volviese a ocurrir.
Jajaja. Dos vidas paralelas, cada una ignorando a la otra aunque necesitándola sin saberlo, cada una a lo suyo, que no es más que vivir y sobrevivir.
ResponderEliminarSe me antoja una fábula del hombre y la hormiga.
Un abrazo.
Si, pudiera ser una fábula, que yo llevaría un paso más allá, a la relación entre los hombres y los dioses, ambos ignorándose mutuamente, tratando de encontrar sentido a sus vidas, al menos los hombres...
EliminarUn abrazo